martes, 30 de septiembre de 2008

sin título

Ángeles Valdez




Era una joven con una belleza sencilla, casi escondida. Mogleriani la descubrió en una plaza pidiendo limosna. Le llamó la atención su pelo corto y su fino cuello.
Mogleriani, joven y sin fama, la contrató para retratarla por unas pocas monedas. Ella aceptó y le propuso desnudarse por unas más. El pintor no se negó por amabilidad, porque lo que le atraía era su cara, especialmente su pelo.
Tres días tardó en pintarla, nunca la volvió a ver.
Dijeron que dejó de crecerle el pelo.

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